LA MAGÍA DE LAS PALABRAS. (Por: Juan Saborido)
Érase una vez que se era, la
historia e un pequeño pueblo situado entre la orilla del mar y las montañas. Allí
vivía una niña que respondía por nombre María, era inquieta de pelo rojizo,
rostro inundado de pecas, enmarcado por unos ojos verdes y una sonrisa casi
permanente. Vivía en el seno de una familia de lo más sencilla, hija única de
un pescador curtido en los lances de la mar y una madre de gran carácter e inusual
cultura. Ambos habían imprimido en ella las bases necesarias para vivir, por un
lado, avispada y por otro con los pies en la tierra. Ahora bien, María había
desarrollado una imaginación desbordante. Tal era su virtud que desde temprana
edad se imaginaba historias increíbles de sirenas, hadas, magos, elfos, que
brotaba en su cabeza como si de una fuente se tratase, esto hizo que se
granjease la amistad de niños y niñas que la requerían para vivir nuevas
aventuras, que escenificaba con disfraces de todo tipo.
Un día
de primavera floreciente y de una luminosidad deslumbrante, llegó a su ciudad
un circo. Levantaron su lona ajada por el paso del tiempo y anunciaron su
actuación por las calles del pueblo, acompañado de malabaristas y saltimbanquis
y un director con frac multicolor, tocado con deslumbrante sombrero de copa
alta, de un azul metalizado. Anunciaba con voz potente y a su vez melodiosa, de
tal modo que atraía la atención de los viandantes, que picados por la curiosidad
se arremolinaban a su alrededor, junto al enjambre de niños y niñas, que
arrastraba como una gran cola multicolor de algarabía.
Allí
se encontraba María, que escuchaba las alabanzas y prestezas del elenco de
artistas, trapecistas, payasos, mimos, equilibristas, malabarista, titiriteros,
escapistas, … pero lo que más le llamó su atención, fue que haciendo una pausa
muy teatral y sabiendo tener atrapado al público, escenificando con un halo de
misterio, anunció la presencia de una gran maga que venía del lejano oriente y
que tenía el poder de realizar prodigios, además de pronosticar el futuro y el
pasado, a María se le abrieron sus ojos como
platos, sentía un “no sé qué” como una atracción mezclada con una impetuosa curiosidad.
El director la observaba por el rabillo del ojo, no sólo por la atención que prestaba, sino porque destacaba entre todos por su melena roja que con la edad se había tornado en una tonalidad rubí, acercándose a ella y mirándola con una amplia sonrisa acompañada con una reverencia muy amanerada le tendió una entrada, que sujetaba entre dos dedos de su mano enguatada
– Señorita por su amable atención queda usted invitada –
Ella se sintió sorprendida, pero la respuesta
fue una enorme sonrisa que iluminó su rostro.
Aquel
día memorable, con sus mejores galas se dispuso a asistir a tal evento, aunque
a ella lo que le llamaba más su interés era conocer a la tal extraordinaria
mujer venida del lejano oriente. Parecía que los astros se habían confabulado
para que ese encuentro se produjese; el circo se estaba llenando, al entrar y
mostrar su entrada el acomodador la acompaño hasta un asiento situado cerca de la
puerta de salida de los artistas y en primera fila junto a la pista.
Se
abrió levemente el telón por un lateral y pudo ver al director que la llamaba
con un ademán. Su curiosidad iba en aumento, se acercó y este le dijo
− Me
alegro de que hayas aceptado la invitación, pero, qué es lo que más te llama la
atención – Aguardo su respuesta, que parecía hacerse rogar,
− Vamos,
joven no tengas reparo.
− Me
gustaría conocer a esa mujer del lejano oriente.
− ¡Magnífico!
no se hable más, como aún queda tiempo para que comience la función te la
presentaré, ella está preparándose en su camerino, si eres tan amable sígueme. Por
cierto, joven con qué nombre debo presentarte.
− Me
llamo María –
− Muy
bien María, vamos allá.
Se
acercaron a una caravana que estaba decorada con dibujos de estrellas en
diversos colores sobre un fondo cielo azul marino, donde destacaba una gran
luna llena. Toco suavemente en la puerta y al poco apareció una mujer de
mediana edad que sorprendió a María, ya que su aspecto emanaba serenidad,
tocada con un pelo casi blanco, vestía una túnica blanca su rostro era muy
blanco ojos ligeramente rasgados y que la saludo con una sonrisa estrechándole
la mano.
− Tu
debes de ser María − Ella se sorprendió aún más ¿Cómo sabía su nombre?
− Pasa,
pasa, no te quedes ahí con esa cara.
El
director las dejó. La caravana era sencilla había un suave olor a lavanda que
humeaba de un recipiente.
− Por
favor toma asiento, te estarás haciendo muchas preguntas. Veras, algunas tienen
respuesta otras tendrás que descubrirla por ti misma. La primera se tu nombre
porque se muchas cosas,
Agitando su mano en el aire, como si tocase volutas
de humo.
− Puedo
acceder a lugares donde se aprende cosas sorprendentes
Y acercando
su rostro y bajando el tono de su voz le dijo
–
Y supongo que tú quieres conocer ese lugar verdad
María
con los ojos muy abiertos asintió con la cabeza, sin poder articular una palabra
– Lo
sabía. Aunque tú ya has estado en ese lugar mágico, se llama imaginación. Se que
sueles contar cuentos, historias a los demás y que se te da muy bien el inventar
relatos fantásticos.
Entonces María pudo articular algo.
− Si, si,
pero eso señora, tan solo son historias que surgen en mi cabeza.
− No,
no, María eso va más allá, eso es magia, pero no es una magia cualquiera es la
verdadera magia. Porque cuando, a lo que imaginas, le pones voz transporta a
los que te escuchan a otra realidad, ellos viven lo que tu sueñas.
− Pero
son mis sueños.
− Bueno,
aún tienes que aprender mucho eres muy joven, acaso sabes de donde salen las
notas que componen los músicos, y de dónde crees que salen las historias de los
escritores o las grandes obras de los pintores … todo surge de un mundo que
llamamos imaginación, que no es otra cosa que la llave que te permitirá entrar
en el mundo mágico, donde todo es posible. Así has podido llegar hasta este
lugar. Fíjate, María, el circo es solo una representación de la magia, que los
adultos perdieron y que todos nosotros ayudamos a rememorar.
− Entonces
qué tengo que hacer.
− Tú mi
querida María serás una musa, que inspiraras a las personas y las guiaras, con
tus historias, hacia un mundo mejor.
− ¿Qué
es una musa?
− Una
musa es alguien que inspira, alguien que lleva la verdadera magia en su
interior, lo sabe todo, lo ve todo, de manera que cuando caigas en la cuenta de
esta fuerza, no te asustes acéptala.
A
partir de ese día, para María todo cambió. Con el paso de los años, se
convirtió en la mejor contadora de cuentos de la historia, escribiendo
numerosos libros que fueron como hitos que ayudan a los verdaderos buscadores.
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